22 dic 2011
[Escritos Navideños] El camino de la Navidad
[Minuto a minuto] Una vez más, Navidad...
8 dic 2011
[Actualidad] Repasemos...
1 sept 2011
[Minuto a minuto] Hasta siempre...
¡Diez mil visitas! Y en poco más de un año. No está nada mal, ¿no? Por ello voy a retomar la escritura con un post muy especial para mí, ya que este va a ser una despedida. Una despedida de esa que me ha visto crecer; que guarda junto a mi cientos de recuerdos de mi infancia; esa que me acoge cada vez que vuelvo y me ofrece un techo bajo el que estar seguro. Esta es la despedida de mi casa, la que, hasta ahora, ha sido mi hogar.
Por motivos familiares y personales se ha tenido que vender. Y bueno, aún sigo aquí, pero en pocos días volveré a la rutina del invierno y me despediré para siempre.
Seguro que no soy el único que siente aprecio por su hogar. Y es que cuando has pasado la mayor parte de tu vida bajo las mismas cuatro paredes, realmente piensas que en ningún otro sitio podrás estar tan seguro y tan a gusto como lo estás ahí. Y fue en el año 93 cuando recalé aquí, con apenas seis años, y hasta ahora.
Podéis imaginar, infinitos recuerdos y emociones a lo largo de las diferentes etapas de mi vida. Aún recuerdo cuando el salón tenía la disposición anterior a la de ahora, siendo solo un crío. Me encantaba despertarme los fines de semana a las siete de la mañana y bajarme al sofá a ver el Club Megatrix. En verano adoraba tirarme al fresquito mármol del salón con mi hermano a ver la televisión, y en concreto, el programa “Bravo por la Tarde”.
Me encantaba, y aún me gusta, tirarme en invierno en el sofá más retirado de la Tv y taparme con la ropa de la mesacamilla con el brasero encendido una tarde de fin de semana viendo una peli mala. También se me viene a la mente mi cochera, donde había un gran portón de metal. Ahí nos pasábamos mi hermano y yo las tardes jugando a tirar penaltis. Con el consecuente ruido que hacía el balón al golpear, claro.
Curiosamente, y, seguro que a los que como yo, vivís fuera de vuestra ciudad, os pase lo mismo, da igual que esté dos, tres, cuatro meses sin volver, pero cuando lo hago y entro por las puertas, parece que no ha pasado ese tiempo. Todo sigue como estaba. Huele igual, y sobre todo, te sientes igual de seguro y cómodo. Y justo llego y me doy una ducha, con el mismo champú de hace años, ese olor tan característico que desde más pequeño y, seguramente precedido de buenos tiempos y bonitos recuerdos, hace que al volverlo a inhalar sientas una sensación de nostalgia positiva. Con lo cual, adoraba llegar un frío día de invierno y ducharme en esa ducha oliendo a ese champú mientras el pequeño cuarto de baño se llena de un agradable y denso vaho. Pero esa será otra de las cosas que no volveré a hacer, (ducharme sí, que no soy un guarro), o al menos no con la misma sensación.
Y qué decir de mi rincón preferido. De mi hogar dentro del hogar. Ese pequeño habitáculo con partes de mí incrustadas en cada una de sus paredes. Ese que siempre llora cuando me voy y se alegra cuando vuelvo. Ya os he hablado de él, pero siempre será poco: mi cuarto.
Si el pobre hablara… jaja. Madre mía. Él ha crecido junto a mí, y voy a explicar el por qué. Como todo infante en la vida, imagino que sus gustos cambian conforme esta pasa. Pues, como todos, imagino, mis gustos se reflejaban en las paredes de mi cuarto. Primeramente dormía con mi hermano, y dividíamos la pared. Luego ya, al dormir solo, mi cuarto vivió mi pubertad con las chicas ligeritas de ropa que colgaban de sus paredes. Pocos años después, mi entrada en la radio municipal y mi consiguiente acercamiento al mundo de los Dj´s hicieron que las chicas desaparecieran para dar paso a paredes enteras repletas de recortes de la revista “Deejay” y de carteles de fiestas con pinchadiscos famosos. Un equipo de mezclas con sus dos platos correspondientes copaba el nuevo estilo de mi cuarto, que en ese momento, ¡lo petaba! Jaja.
La evolución ha seguido, y hace no muchos años los deejays dieron paso a las consolas. Pocas cosas en las paredes pero hasta tres consolas ocupaban las estanterías de mi habitación. Y el último cambio, el presente. Mi interés por el estilo oriental dio paso a cuadros y tapices de oriente que variaban la decoración, incluidas la lámpara de noche y la de techo con sendos estilos japoneses, a juego, ¡eh! Y bueno, ahora sigue así, solo que algunos cuadros están en mi cuarto de Madrid, con un par de chicas guapas en una pared y un gran póster de El Señor de los Anillos en la puerta.
Por todo ello, desde aquí, le dedico un agradecido adiós a estos muros que me han acogido durante dieciocho años.
Siempre presente…
13 jul 2011
[Minuto a minuto] Infancia, añorada infancia.
Con el cumplimiento de casi un añito desde la inauguración del blog y recordando un poco la nostalgia del verano anterior en la que abrí completamente mi cabezota para expresar muchas de mis ideas, he vuelto a releer los post de por aquellos tiempos. Y he descubierto que desde entonces hasta ahora las nuevas entradas fueron adquiriendo una degradación en lo íntimo y personal. Y es mucho más difícil escribir tales cosas tuyas en un sitio donde sabes que la gente tiene acceso, pero también es lo que dota de personalidad e interés al blog. Y, a fin de cuentas, es lo que deseaba desde el principio, un blog personal con un poco de miscelánea.
Con lo cual, voy a intentar retomar esa sensación otra vez de dejarme llevar mientras escribo y llenarme de sensaciones. De momento todo esto de la añoranza me está llevando a varios sitios: la infancia y el trascurso del tiempo, por ejemplo. Creo que son buenos temas de los que hablar.
Últimamente me vienen mucho a la cabeza los recuerdos de tiempo ha…. Sobre todo cuando vuelvo a pisar mi casa después de varios meses. Es como si de repente esos meses en los que no he estado desaparecieran; todo está igual, todo me huele igual, mi cuarto siempre parece recibirme con una sonrisa, y de hecho creo que la tendría. Soy de los que piensan que los cuartos tienen personalidad propia. Evidentemente es una personalidad que nace de ti, de la tuya, y me gustaría creer que una parte de nosotros, de nuestra alma, queda impregnada en las cuatro paredes que te ven dormir cada noche. Sería bonito poder sentir la tristeza de tu habitación cuando tienes que dejarla y la alegría cuando vuelves a pisarla. Además, seguro que no soy el único que, a pesar de que no es algo vivo, le coges mucho cariño. J
Definitivamente, lo único que nos queda del pasado son los recuerdos. Mejores, peores, agradables, pero recuerdos. ¿Os acordáis de esa época en la que teníamos una asignatura que se llamaba Conocimiento del Medio? Jaja. En esa época, en primaria, lo que me fastidiaba de verdad era cuando mi madre me obligaba a llevar los náuticos al colegio porque no podía correr bien con ellos. Y mi única preocupación en cuanto al dinero y gastos económicos era poder tener diez duros para comprarme un cuerno de chocolate en el recreo. Mis únicos comederos de cabeza con las mujeres eran conseguir que la chica que me gustaba me diera la mano. ¡Vaya! La de imágenes que se me vienen a la cabeza mientras lo escribo y la sonrisa que sonsacan.
A decir verdad no puedo quejarme de haber tenido una mala infancia en la que me haya quedado con recuerdos desagradables. Creo que mi único “trauma” infantil fue un día en el que iba a catequesis y, estando en la plaza de la iglesia, empecé a correr detrás de la chica que me gustaba por aquellos entonces (jugando a algún juego) y el graciosillo de turno me puso la zancadilla. Claro, mi vergüenza por haberme caído delante de la chica fue tremenda, y como el niñato era mayor que yo no me quedó otra que aguantarme. Lo recuerdo todavía, pero me hace gracia. Jaja
Me da miedo pensar que otra vez de repente, mañana me levante y me dé cuenta de que tengo treinta y cinco años y a penas me he enterado. Me da miedo dejar de lado la parte infantil que, afortunadamente, aún sigo manteniendo, si no toda, una parte de ella. Creo que nadie debería perderla, pues cuando más disfrutamos es cuando la sacamos, cuando hacemos el tonto, cuando perdemos el ridículo.
Luego está la otra cara de la moneda, el no frustrarse por cumplir años. Alabo a toda esa gente que tan felizmente te dicen: No hay que temer cumplir años, de hecho, alégrate, mejor cumplirlos que no cumplir.
Pero por favor, Peter Pan, nunca, NUNCA, me abandones.
30 jun 2011
[Actualidad] ¡¡El verano ya llegó!!
19 may 2011
[Escritos] Libros sin terminar...
"Seguro que habéis visto muchas veces al típico tío de las películas que siempre anda con tías buenas, pero que a su vez, es un imán para los problemas. Me refiero a ese tipo al que las rencillas persiguen vaya a donde vaya. Sin buscarlo, pero su talento innato de meterse en líos anda siempre al loro de las posibles situaciones difíciles que podrían darse en cada momento. Aún así siempre rivaliza con su otro don, la seducción. Todo un arte, sí, señor. El susodicho siempre se lleva a la chica guapa, la chica que se enamora de él y es abandonada al poco tiempo ante sus ojos cuando el tipo huye en un coche descapotable, ella lo despide con un pañuelo blanco alzado, entre lágrimas, y el grita sin volverse: "Nena, volveré a por ti". Evidentemente es una mera treta utilizada por nuestro personaje. Deja a la chica pero planta, a su vez, una semilla de esperanza en el corazón de la pobre alma. Ella estará tranquila esperando a su rescatador pensando, ingenuamente, que él volverá. Pero nunca vuelve, o no suele. Porque entre chica y chica vuelve a tener otro lío. Esta vez seguro que ha estafado a un peligroso mafioso dueño de un casino. Me atrevo a decir que le ha robado millones en una sucia trampa bien urdida por su inteligencia. Estará huyendo de sicarios que buscan su cabeza empapelados por los dólares del enfadadísimo gánster, que mientras suda asquerosamente golpea su mesa de despacho haciendo que las venas de la sien le aumenten considerablemente de grosor. Además, el grito que seguro se deja escuchar tras la puerta de su despacho, donde los dos gorilas que la guardan se agitan ante tal bramido de su jefe: ¡No me puedo creer que haya vuelto a escapar!, serán las palabras que vocifeará. Acto seguido se quitará sus gafas de cristales oscuros y se secará el sudor de su media calva con un pañuelo de seda sacado del bolsillo de su americana azul. Quiero a ese joputa con su polla dentro de su culo, y lo quiero ya. Será la amenaza que lanzará al hombre vestido de traje que estará sentado al otro lado de la mesa con gesto serio y seguro.
Pues bien, ese tipo que corre de un lado a otro perseguido por los malos y los problemas y fornicando con tías buenas, soy yo…"
19 abr 2011
[Análisis] Breaking Bad
Finalizando, la serie es muy buena. Además de profundizar en las relaciones humanas del protagonista te enseña el funcionamiento de un mundo muy extendido, y qué mejor lugar que Nuevo Méjico. Os recomiendo a todos los que os guste este tipo de historias humanas en situaciones extremas, los giros inesperados, las desconfianzas y deciciones, esta serie. Además son pocos capítulos por temporada. A mí no me ha defraudado, espero que a vosotros tampoco.