1 ene 2014

2014

Realmente no se me ocurre otra cosa mejor que hacer en la primera noche del año que escribir un ratejo por estos lares. Particularmente, 2013 ha supuesto un año insulso en mi vida. No me ha aportado nada malo ni nada bueno.
Leo en facebook que para la mayoría de vosotros ha sido un año malo, el cual queríais que pasara. Para mí, y salvando las distancias en cuanto a vivencias de cada uno de nosotros, ha sido un año que me ha dejado con una sensación inmensa de insatisfacción. Vale, no me ha pasado nada malo, gracias a Dios, pero tampoco bueno. Ha sido un año normal, en el que he sobrevivido y he trabajado (vale, viendo como está el panorama puede parecer egoísta por mi parte).

Anyway, no todo ha sido indiferente. He grabado una película, cuya experiencia me ha hecho crecer como actor, (y crear una tolerancia de mi cuerpo al frío que no es ni medio normal...) y claro está he añadido nuevas almas y fortificado otras buenas en mi vida. Almas que serán importantes. Pero a pesar de todo, haciendo un balance general, 2013 es un año que podría haber estado, o no, en mi vida sin haber hecho grandes cambios en mi persona. Como decimos en mi pueblo, "ni fú, ni fá".

Espero que este recién estrenado 2014 aporte algo de chicha. Estoy seguro de que lo va a hacer, es verdad. Pero también lo es que estoy casi seguro de que este tampoco va a ser mi año. Va a serlo 2015, por lo que deduzco que esté será un año de transición hacia dicha notable mejoría en el que va a haber muchas cosas buenas.
Para empezar, comenzamos con un ligero cambio. Es el segundo año que paso la Nochevieja en Madrid. Y tengo que decir que ha sido... diferente. Rara, en el buen sentido de la palabra. Sorprendentemente es la primera entrada de año que después de zampar las doce uvas de la suerte me pongo el pijama, (bueno, realmente lo correcto sería decir que me quedo en calzoncillos). Y es es momentos como este en donde empiezas a comprender que ya no eres aquel jovencito con un grupo de amigos, también jovencito, que se apropiaban de cualquier excusa para romper la noche (y unas cuantas botellas de alcohol), más a nuestro favor en una noche como esta. Y piensas en que esas noches quedan ya tan lejos que no sabes muy bien si de verdad existieron o no. Porque, tal y como ves el panorama, no sabes si pensar si esos amigos, y tú mismo, sois los mismos que, antaño, arremetían contra los dioses de la fiesta y las ninfas del ron.

Ya no es lo que era. Ya no somos lo que éramos. A pesar de que myself soy el más parecido a aquella sombra de dicha ilusión..

Hasta aquí mi primera y última (ojalá) queja del 2014. Ese será uno de mis propósitos de nuevo año: ser menos quejica. Así que volvamos al optimismo, que también, claro está, lo hay. Sé que todo eso que se añora volverá. Si no es ahora, lo será después. Lo sé. Soy una persona social y me gustan las reuniones por fechas importantes. Cuanto más gente, mejor. Volverá.
Me gustan las risas en cadena. También volverán. Adoro el recordar las anécdotas. Volverá. Y por supuesto, me encanta creas situaciones que el día de mañana se convertirán en anécdotas. Obviamente, volverá.

Sí, señor. Todo lo que deseemos volverá. Porque se va acercando la magia con cada año que pasa, (el 7 se acerca...) aunque, a fin de cuentas, la magia no existe. La creamos nosotros.

De todas formas, no recomiendo hacer mucho caso a este personaje. Posiblemente estoy embriagado de las típicas emociones que te crea entrar en un nuevo año, (y más cuando no estás de fiesta con alcohol en la sangre para evitar darle uso a la mollera)

Así que nada, chavales, os deseo a todos un 2014 lleno de sorpresas, alegrías y objetivos cumplidos. Sueños alcanzados, deseos superados y metas más grandes a las que aspirar. Optimismo, buenas ideas y madurez personal. Fuerzas para aguantar, paciencia para no desesperar y sapiencia para las decisiones que tengáis que tomar. Os deseo, de corazón, un año repleto de magia. Pero magia de la buena, de la que acelera el corazón inyectándote sobredosis de felicidad con cada latido del mismo.

De mi puño y letra queda escrito esto. Para todos, y cada uno de nosotros, que nos propongamos, en este nuevo año, alcanzar el máximo grado de felicidad al que podamos aspirar.

A los que seguís conmigo, no me cansaré de compartir momentos buenos o malos. A los que estáis por llegar y aún sois sorpresa para mí, está claro, mis brazos ya están abiertos y esperando. Y a los que ya no seguís en mi vida... pues iros a tomar por culo... ¡en Navidad!

Feliz año, pequeñajos y pequeñajas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario