17 may 2014

Para aquellos que se van... Para aquellos que vendrán...

A menudo nos sorprendemos tomando decisiones que no pensábamos tomar. Luchando por cosas por las que no pensábamos luchar.
A menudo nos encontramos con gente con la que, ni siquiera, soñábamos topar.

Al destino le gusta ser cruel, eso lo sabemos todos. Siempre nos pone a prueba. Siempre nos hace tomar caminos en los que, a veces, tomes el que tomes, alguien saldrá mal parado.
Otras veces, de repente, te coloca una persona en tu vida. Persona que cogerá su rotulador permanente y te hará una marquita como diciendo: "Lo siento, te acabo de marcar para toda la vida, y, algún día, eso te hará sufrir".

Ya lo he escrito más veces. La vida, creo, es un constante flujo de idas y venidas. Y muchas, duelen. Lo único bueno es que de todas aprendes. Unas te importarán menos. Otras serán un plus de motivación para ser capaz de llevar algo a cabo. Y otras pocas, las que de verdad te han señalado con el rotulador, te harán quedarte bloqueado. Anclarte en el pasado. Y a veces, cuando no te hace sufrir puede estar bien. Recordar. Sonreir. Y añorar. Porque la añoranza no es mala si sabes controlarla. De hecho, esa sensación de añorar algo que te recorre el cuerpo cuando piensas en algo que te hizo verdaderamente feliz. Esa sonrisa melancólica que se crea en tu cara. Creo que no es mala del todo porque, durante unos segundos, volvemos a sentir esa felicidad que sentimos aquella vez.

Sí. Destino cruel y malvado. Deja de destornillarte a costa de nosotros, los que somos vulnerables a los movimientos de la gente. A los que queremos a los que nos quieren y echamos de menos a los que nos quieren desde lejos. A los que soñamos con volver a abrazar a esa persona que, alguna vez, nos ha hecho sentir añoranza. A los que deseamos volver a revivir ese momento. Sí, a nosotros, a las personas, déjanos disfrutar de los momentos. Detén el tiempo para nosotros y te prometo, cuando se reanude, que el mundo girará con más gracia... más feliz...

Para toda esa gente que me hace añorar. Porque si me haces añorar es porque no me hiciste infeliz en ningún momento, sino que me hiciste feliz. Y si me hiciste feliz, yo te quiero en mi equipo...

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